domingo, 25 de octubre de 2015

ese lugar al que voy

y voy, y me busco

un momento
una metáfora
una parte por el todo

y me veo a mí
con un bolso lleno de papeles.
soy editora
en una editorial hermosa
de literatura
y trabajo en una colección de literatura infantil.
en el otro bolso,
porque tengo dos,
hay cosas de bebé.
ropa pañales toallitas algodón talco cambiador más ropa mamaderas, de jugo de leche, leche en envase de cartón
y en la otra mano tengo un bebé
un bebé grandecito
que no se me parece
que me ama
que me mira
me mira mientras cierro la puerta de nuestra casa
me mira mientras el perro nos ladra
me mira mientras el gato nos pispea con aparente indiferencia desde la mesa de la cocina
me mira mientras llevo nuestros bolsos
me mira mientras yo imagino el momento en que él me mira
mira las maniobras de la mujer adulta que imagino ser
y vive en ese momento que imagino vivir, y me espera ahí
para mirarme, para salir juntos con dos bolsos
para que el perro nos ladre, para que el gato nos mire




jueves, 17 de septiembre de 2015

de cuando

es jueves a la mañana y me despierto con alguien apoyándome
y sé que eso está bien, que lo disfruto, y entonces sí, está bien
pero nos levantamos
desayunamos
achicamos los ojitos por el sol
acariciamos a un perrín del amor
y te vas
y ahí es cuando ¡bum! de repente el día se convierte en irreal
y miro el día, y miro el sol
y vos que te vas
y te saludo así, 
con carita rara
y te digo chau así
con la voz para adentro
y es que odio ese momento, no porque te vas, sino porque no sé cuándo vas a volver. y es que en verdad lo pienso, y no sólo es porque no sé cuándo vas a volver. y es que mis cariños se basan en incertidumbres. y es que busco siempre alguien que no me quiera. y es que al mendigar afecto, te olvidás de lo que se siente recibirlo. y es que quiero que me digas te extraño. vos, ese vos que va cambiando, pero que siempre es vos, porque los voseo, les hablo, los pienso, los quiero. y ellos a mí nunca, y no sé por qué, pero por algún motivo se trata de eso. de buscar a los que no me buscan, a los que de casualidad, por ahí, me cruzaron, un ratito nomás, se quedaron, y amanecieron, desayunaron, achicaron los ojos, acariciaron un perro, y se fueron. y me dejaron ahí paradita a mí, en la puerta, en shorts, con toda la tristeza de mi cuerpo acumulada en los ojos, sin voz porque fue toda tragada. y con un día por delante que pasa lento, raro, solo.

domingo, 30 de agosto de 2015

domingosa

es curioso en dónde deposita una los momentos que cree serán de felicidad
los evaluás, sopesás, desechás, elegís.
y después,
cuando sos feliz
cuando en ese momento
fugaz
en que estás
sintiéndote bien,
y, te das cuenta
de que después de eso,
la vas a pasar mal.
ahí, exactamente ahí, es que pensás: ¿lo delego? ¿lo vivo? ¿lo disfruto? ¿es disfrutar si mientras lo vivo sé que después no voy a disfrutar el recuerdo?
el recuerdo. 
y ahí es donde nuevamente comenzás a depositar deseos en momentos de felicidad venideros. momentos que no se parecen en nada a los que en verdad te hacen feliz. a esos que te hacen sentir basta. y decidís que sí, que lo vivís, y que te llenás. porque no se puede no ser feliz cuando lo estás siendo. sólo te ponés un poco triste por tu yo futura, una que se va a sentir muy vacía después de haberse sentido tan basta, una que va a añorar la plenitud y que va a volver a depositar en futuros plausibles felicidades que no serán como las planeó. como las evaluó, sopesó, desechó, y no, no elegió.

jueves, 30 de julio de 2015

año nuevo, vida nueva

este año iba a ser mi año
pero me descubro perdida
descubro que ya no leo
que hace mucho no me sorprendo sonriendo a mitad del estudio
que no leo programas con entusiasmo

me encanta proyectar a futuro
pero descubro que es mi único goce

extraño agarrar una novela y no parar
extraño llorar con un poema
extraño cagarme de risa en el tren con un libro en la mano
o estallarme con un chiste cerradísimo y exclusivo de un pequeño grupo de estudio,
reírme en una clase de un chiste que no sería gracioso en otro contexto
y ser feliz con eso

me encanta estudiar
pero descubro que me da demasiada desidia hacerlo

extraño a la pibita de veinte años que leía poesía queer y se entusiasmaba y flasheaba ser teórica de género
pero lo que en verdad extraño de esa pibita es el entusiasmo, que no sé dónde mierda lo dejó, y moriría por reencontrarlo donde siempre lo encontraba. porque a esta pibita nueva, a la que dejó dos carreras, le está costando saber dónde buscarlo.