es curioso en dónde deposita una los momentos que cree serán de felicidad
los evaluás, sopesás, desechás, elegís.
y después,
cuando sos feliz
cuando en ese momento
fugaz
en que estás
sintiéndote bien,
y, te das cuenta
de que después de eso,
la vas a pasar mal.
ahí, exactamente ahí, es que pensás: ¿lo delego? ¿lo vivo? ¿lo disfruto? ¿es disfrutar si mientras lo vivo sé que después no voy a disfrutar el recuerdo?
el recuerdo.
y ahí es donde nuevamente comenzás a depositar deseos en momentos de felicidad venideros. momentos que no se parecen en nada a los que en verdad te hacen feliz. a esos que te hacen sentir basta. y decidís que sí, que lo vivís, y que te llenás. porque no se puede no ser feliz cuando lo estás siendo. sólo te ponés un poco triste por tu yo futura, una que se va a sentir muy vacía después de haberse sentido tan basta, una que va a añorar la plenitud y que va a volver a depositar en futuros plausibles felicidades que no serán como las planeó. como las evaluó, sopesó, desechó, y no, no elegió.